martes, 24 de mayo de 2016

Reflexión: El desaliento

Cierta vez se corrió la voz de que el diablo se retiraba de los negocios y
vendía sus herramientas en una subasta.
En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dispuestas en forma
que llamaran la atención, y por cierto eran un lote siniestro: odio, celos,
envidia, malicia, engaño; además de otros implementos del mal. Pero un
tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy
gastado, como si se hubiese usado muchísimas veces y cuyo precio, sin
embargo, era el más alto de todos.
Alguien le preguntó al diablo cuál era el nombre de la herramienta.
Desaliento. Fue la respuesta.
¿Por qué su precio es tan alto?
Porque ese instrumento me es más útil, que cualquier otro.
Con él, puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los
demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer
de esa persona lo que se me antoje. Está muy gastado porque lo uso casi con
todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo
abusar de él.
El precio de desaliento era tan, pero tan alto que aún sigue siendo
propiedad del diablo.
El desaliento es uno de los estados de ánimo con el que el diablo se fortalece.
Nos desalentamos con la situación económica, con nuestro trabajo, con
nuestra familia, con la necesidad de cambio, con los grupos, con el engaño,
con la mentira, con el desamor. Por eso, debemos mantenernos alertas contra
el desaliento. Y cuando haya un tropezón o una caída, no hay que
entregarse, porque: después de cada día, se empieza otra vez desde un punto
más alto.....

Arriba el animo, no le demos cabida al desaliento!!!



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