_¿Por qué los refrescos tienen jugo artificial de limón, y los
detergentes jugo natural de limón?
_¿Por qué Tarzán estaba siempre afeitado?
_¿Por qué los Picapiedras festejaban navidad, si vivían en una época
antes de Cristo?
_¿Si las mujeres dicen que los hombres son todos iguales, por qué se
preocupan tanto por elegir?
_¿Por qué las mujeres abren la boca cuando se maquillan los ojos?
_¿Cómo se escribe el cero, en números romanos?
_Cuando inventaron el reloj, ¿cómo sabían que hora era, para poder
calibrarlo?
_¿Por qué hay gente que despierta a otros para preguntar si estaban
durmiendo?
_¿Cómo puedo saber cuántas vidas le quedan a un gato?
_¿Por qué las cosas siempre se encuentran en el último lugar donde uno
las busca?
_¿Qué cuentan las ovejas, para poder dormir?
_¿Dónde está la otra mitad del Medio Oriente?
_¿Por qué los cementerios tienen los muros tan altos, si los que están
dentro no pueden salir, y los que están afuera no quieren entrar?
_¿Por qué "separado" se escribe todo junto, y "todo junto" se escribe
separado?
_¿Por qué en el "día del trabajo", nadie trabaja?
_Si la lana se encoge cuando se moja... ¿por qué las ovejas no se
encogen cuando llueve?
_Se dice que solo 10 personas en todo el mundo entendían a Einstein. Si
nadie me entiende a mi, ¿soy un genio?
_un parto en una calle... ¿es alumbrado público?
¿Por qué no hay comida para gatos con sabor a ratón?
_El mundo es redondo y lo llamamos planeta. Si fuese plano... ¿lo
llamaríamos redondeta?
_Si un abogado enloquece... ¿pierde el juicio?
_¿Los infantes disfrutan la infancia, tanto como los adultos el adulterio?
_Si un fruto seco se moja, ¿sigue siendo un fruto seco?
- Una cebra, ¿es un animal blanco con rayas negras, o negro con rayas
blancas?
- ¿Por qué a los peces no le entra agua en los ojos?
- ¿Por qué se le llama médico al médico y cura al cura, cuándo es el
médico el que cura?
- ¿Por qué se llama cama a la cama y cómoda a la cómoda cuándo la cama
es más cómoda?
- ¿Quién descubrió que el balón y la pelota son de distinto sexo?
- Si todos los derechos son reservados, ¿qué pasa entonces con los
izquierdos?
- ¿Por qué las lunas de otros planetas tienen nombre y la nuestra se
llama luna?
- Si María pudo concebir sin pecar… ¿no se puede pecar sin concebir?
- ¿Por qué se lavan las toallas si se supone que salimos limpios de la
ducha?
- Si el mundo es un pañuelo, nosotros ¿qué somos?
- ¿Por qué abreviatura es una palabra tan larga?
Por favor, es que no entiendo nada.
Un blog destinado a la coleccion de los mejores chistes y curiosidades que llegan por email. Videos, fotos, imagenes y mucho más
martes, 10 de noviembre de 2020
sábado, 7 de noviembre de 2020
Cuento: "... había una vez una señora que debía viajar en tren... "
"Había una vez una señora que debía viajar en tren.
Cuando la señora llegó a la estación, le informaron que su tren se
retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una
revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en
el andén central y se sentó, preparada para la espera.
Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer
un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó
el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó
un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada
había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una
galleta y se la comió mirando fijamente al joven.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los
ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra
galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo
fijamente.
El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La
señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente.
Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó:
"No podrá ser tan caradura" mientras miraba alternativamente al joven y
al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y
la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su
compañera de banco.
-¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.
-De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.
Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del
banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía
sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de
nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió
su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando
encontró allí su paquete de galletas intacto…"
Autor Desconocido
Un alto número de conflictos que vivimos hoy día, tiene su origen en
malentendidos y percepciones falsas. Llevados por primeras impresiones,
creencias infundadas y reacciones impulsivas, nos hundimos en diatribas
intensas, decisiones drásticas y hasta en actos violentos, sin que la
razón nos asista.
Pero asi somos. Con frecuencia, creemos que nuestra percepción equivale
a la realidad. Nos basta un chisme o un indicio, para asumir que ya
tenemos los hechos y que estamos autorizados para la indignación, el
reclamo y la venganza.
A partir de ese momento, se restringe el derecho a la defensa del otro y
se pierde la capacidad de diálogo y conciliación. Y entonces las
sospechas devienen en crisis y desastre.
Lejos quedan la presunción de inocencia, la reflexión, la lógica, la
razón o la revisión de evidencias o de argumentos. Las acusaciones
mandan y, tal cual Shakira, nos hacemos ciegos, sordos y mudos. A veces
las cosas jamás se aclaran. Otras, los implicados pasan meses o años
tratando de aclarar el panorama y en rescatar su credibilidad.
Cuando se tiene una idea fija, nuestra mente se niega a considerar otras
opciones. De modo que debemos cuidarnos de no proceder con ligereza y
terquedad, regidos por altas expectativas y creencias erradas. Debemos
mantener la mente abierta, escuchar, y usar la sensatez y el sentido común.
¡ Feliz inicio de semana
Cuando la señora llegó a la estación, le informaron que su tren se
retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una
revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en
el andén central y se sentó, preparada para la espera.
Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer
un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó
el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó
un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada
había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una
galleta y se la comió mirando fijamente al joven.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los
ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra
galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo
fijamente.
El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La
señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente.
Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó:
"No podrá ser tan caradura" mientras miraba alternativamente al joven y
al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y
la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su
compañera de banco.
-¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.
-De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.
Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del
banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía
sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de
nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió
su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando
encontró allí su paquete de galletas intacto…"
Autor Desconocido
Un alto número de conflictos que vivimos hoy día, tiene su origen en
malentendidos y percepciones falsas. Llevados por primeras impresiones,
creencias infundadas y reacciones impulsivas, nos hundimos en diatribas
intensas, decisiones drásticas y hasta en actos violentos, sin que la
razón nos asista.
Pero asi somos. Con frecuencia, creemos que nuestra percepción equivale
a la realidad. Nos basta un chisme o un indicio, para asumir que ya
tenemos los hechos y que estamos autorizados para la indignación, el
reclamo y la venganza.
A partir de ese momento, se restringe el derecho a la defensa del otro y
se pierde la capacidad de diálogo y conciliación. Y entonces las
sospechas devienen en crisis y desastre.
Lejos quedan la presunción de inocencia, la reflexión, la lógica, la
razón o la revisión de evidencias o de argumentos. Las acusaciones
mandan y, tal cual Shakira, nos hacemos ciegos, sordos y mudos. A veces
las cosas jamás se aclaran. Otras, los implicados pasan meses o años
tratando de aclarar el panorama y en rescatar su credibilidad.
Cuando se tiene una idea fija, nuestra mente se niega a considerar otras
opciones. De modo que debemos cuidarnos de no proceder con ligereza y
terquedad, regidos por altas expectativas y creencias erradas. Debemos
mantener la mente abierta, escuchar, y usar la sensatez y el sentido común.
¡ Feliz inicio de semana
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