miércoles, 7 de mayo de 2025

8 variados chistes

  1. Un hombre va al médico y le dice:

   "Doctor, tengo un problema. Creo que soy un perro."
   El médico le responde: "¿Desde cuándo tiene ese problema?"
   Y el hombre dice: "Desde que era un cachorro."

2. Un niño le pregunta a su padre:
   "Papá, ¿qué se siente tener un hijo tan guapo?"
   El padre responde: "No sé hijo, pregúntale a tu abuelo."

3. En una clase de matemáticas, la maestra pregunta:
   "Si hay cinco pájaros en una rama y disparas a uno, ¿cuántos quedan?"
   Un niño responde: "Ninguno, porque los demás se asustan y vuelan."
   La maestra dice: "La respuesta es cuatro, pero me gusta tu forma de pensar."

4. Un hombre entra a una tienda y le dice al vendedor:
   "Quiero comprar un perro que hable."
   El vendedor le muestra uno y le dice: "Este perro puede hablar."
   El hombre se sorprende y le pregunta al perro: "¿Qué puedes hacer?"
   El perro responde: "Puedo hacer cuentas y leer."
   El hombre se va sin comprarlo, y el vendedor exclama: "¡Ese perro es un ladrón!"

5. Dos amigos están hablando sobre sus trabajos. Uno dice:
   "Mi jefe es tan tacaño que no me da ni las gracias."
   El otro responde: "Eso no es nada. En mi trabajo, si llego tarde, me descuentan hasta el 'buen día'!"

6. Un niño le pregunta a su madre:
   "Mamá, ¿puedo ir al parque?"
   La madre responde: "No, tienes que hacer tus tareas primero."
   El niño dice: "Pero mamá, ¡las tareas son como ir al parque para mi cerebro!"

7. En una conferencia sobre la vida en el espacio, un científico dice:
   "En Marte hay una atmósfera diferente; allí las personas son más delgadas."
   Una mujer del público grita: “¡Eso no es cierto! ¡Yo vi a un marciano muy gordo!”
   El científico responde con una sonrisa: “Eso es porque estaba de vacaciones en la Tierra.”

8. Un niño llega corriendo a casa y le dice a su mamá:
    “Mamá, en la escuela me dicen mentiroso.”
    La mamá le responde: “No te preocupes, hijo. A todos nos dicen algo en la escuela.”
    Y el niño dice: “¡Pero mamá! ¡Yo nunca he ido a la escuela!”

martes, 8 de abril de 2025

Reflexión: Tu 𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙗𝙖𝙣𝙘𝙖𝙧𝙞𝙖 𝙚𝙨 𝙧𝙚𝙛𝙡𝙚𝙟𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙪 𝙘𝙖𝙗𝙚𝙯𝙖

𝙀𝙇 𝘾𝙊́𝘿𝙄𝙂𝙊 𝘿𝙀 𝙇𝘼 𝙍𝙄𝙌𝙐𝙀𝙕𝘼: nos enseña que 𝙩𝙪
𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙗𝙖𝙣𝙘𝙖𝙧𝙞𝙖 𝙚𝙨 𝙧𝙚𝙛𝙡𝙚𝙟𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙪 𝙘𝙖𝙗𝙚𝙯𝙖.

En este libro Richard Templar 𝗻𝗼 𝘃𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗮 𝗲𝗻𝗱𝘂𝗹𝘇𝗮𝗿𝘁𝗲
𝗲𝗹 𝗼í𝗱𝗼. Viene a recordarte que el dinero no llueve del cielo ni es
para los que esperan sentados.

Su mensaje es claro: 𝙩𝙪 𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙗𝙖𝙣𝙘𝙖𝙧𝙞𝙖 𝙚𝙨
𝙧𝙚𝙛𝙡𝙚𝙟𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙪 𝙘𝙖𝙗𝙚𝙯𝙖. Así que, si quieres llenarla de
ceros (del lado correcto, claro), pon atención a estas 10 lecciones que
no dejarán lugar a excusas:

𝟭. 𝗗𝗲𝗷𝗮 𝗱𝗲 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗿 𝗲𝗻 𝗱𝗶𝗻𝗲𝗿𝗼, 𝗽𝗶𝗲𝗻𝘀𝗮 𝗲𝗻 𝗹𝗶𝗯𝗲𝗿𝘁𝗮𝗱.
El dinero es un vehículo, no el destino. Si sigues persiguiendo billetes
en lugar de lo que estos te permiten, vas a seguir manejando en círculos.
𝟮. ¿𝗧𝘂 𝗳𝘂𝘁𝘂𝗿𝗼 𝗳𝗶𝗻𝗮𝗻𝗰𝗶𝗲𝗿𝗼? 𝗦𝗼𝗹𝗼 𝗲𝘀 𝘁𝘂𝘆𝗼.
¡Deja de echar culpas! Ni el gobierno, ni tu jefe, ni tu pareja te van a
salvar. Tu riqueza empieza cuando entiendes que nadie la hará por ti.
𝟯. 𝗦𝘂𝗲ñ𝗼𝘀 𝘀𝗶𝗻 𝗼𝗯𝗷𝗲𝘁𝗶𝘃𝗼𝘀 𝘀𝗼𝗻 𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗼𝘀.
¿Quieres ser millonario? Define cuánto, cómo y para cuándo. Sin planes
claros, sigues siendo un fanático de los billetes, no un dueño de ellos.
𝟰. 𝗔𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗲 𝗮 𝘃𝗶𝘃𝗶𝗿 𝗰𝗼𝗻 𝗺𝗲𝗻𝗼𝘀 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲𝗿𝗲𝗿 𝗺á𝘀
Deja de gastarte el 110% de tu sueldo en impresionar a gente que ni te
importa. La frugalidad no es ser codo, es ser inteligente.
𝟱. 𝗧𝘂 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿 𝗶𝗻𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶ó𝗻 𝗲𝗿𝗲𝘀 𝘁ú.
Si no estás dispuesto a gastar en aprender más, ganar más o crecer más,
mejor sigue viendo Netflix mientras otros se llevan el pastel.
𝟲. 𝗛𝗮𝘇 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗱𝗶𝗻𝗲𝗿𝗼 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗲 𝗽𝗼𝗿 𝘁𝗶, 𝗻𝗼 𝘁𝘂 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝗹.
Si tu única entrada es tu salario, vives en un castillo de arena.
Aprende a invertir o prepárate para jubilarte contando monedas.
𝟳. 𝗘𝗹 𝗳𝗹𝘂𝗷𝗼 𝗱𝗲 𝗲𝗳𝗲𝗰𝘁𝗶𝘃𝗼 𝗲𝘀 𝘁𝘂 𝗼𝘅í𝗴𝗲𝗻𝗼.
El que tiene dinero fluyendo siempre tiene opciones. ¿Estás construyendo
ingresos constantes o solo esperas sobrevivir a fin de mes?
𝟴. 𝗟𝗮 𝗱𝗲𝘂𝗱𝗮 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗲𝗿𝗱𝘂𝗴𝗼.
Si debes más de lo que ganas, no estás viviendo: estás hipotecado.
Aprende a usar la deuda como herramienta, no como cadena.
𝟵. 𝗥𝗼𝗱𝗲𝗮𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝘁𝗶𝗯𝘂𝗿𝗼𝗻𝗲𝘀, 𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝘀𝗮𝗿𝗱𝗶𝗻𝗮𝘀.
Tu círculo importa. Juntarte con gente sin hambre es como buscar
motivación en un cementerio.
𝟭𝟬. 𝗦é 𝗮𝗴𝗿𝗮𝗱𝗲𝗰𝗶𝗱𝗼, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝘁𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗼𝗿𝗺𝗲𝘀.
Agradece lo que tienes, sí, pero no confundas gratitud con mediocridad.
*Y nunca olvides: compartir también multiplica.*
𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐉𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐘 𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄𝐑, ¿𝐐𝐔𝐄́ 𝐄𝐋𝐈𝐆𝐄𝐒?
Estas no son reglas bonitas, son un manual de supervivencia para 𝙚𝙡
𝙟𝙪𝙚𝙜𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙧𝙞𝙦𝙪𝙚𝙯𝙖. ¿Vas a tomarlas en serio o seguirás
pensando que tu suerte depende de la próxima quincena? *La riqueza no te
espera; se construye.*

lunes, 17 de marzo de 2025

Curiosidades sobre: LA. LOCHA (sí, sí, la moneda de 12 ½ céntimos)

Entre mis  reminiscencias especiales se encuentra una  moneda ya   inexistente, la locha ,  muy asociada con mis días escolares porque lo que mi papá me daba diariamente para la merienda era una locha  . 

Desde que tengo memoria, recuerdo que en 1972, las monedas eran de cuproníquel como 

la Puya, con valor de 5 céntimos y 

la Locha, con valor de 12 ½ céntimos) o de plata como 

el medio,  con valor de 25 céntimos; 

el real,  con valor de 50 céntimos, 

el bolívar, con valor de 100 céntimos, también había 

la peseta con valor de 2 bolívares y 

el Fuerte o Cachete, de 5 bolívares). 

Siempre me dio curiosidad el valor tan singular de la locha (12 ½ céntimos) y como mi papá sabía mucho de casi todo lo que le preguntara de niño, me explicaba con mucha naturalidad que era la mitad de un medio (Bs 0,25) y que el medio se llamaba así porque era medio real, de manera que una locha era un cuarto de real y por eso le decían también cuartillo. 

Mi pregunta siguiente quería encontrar respuesta a por qué la referencia era

 el real y no el bolívar completo y él pacientemente me relataba que se trataba de una costumbre que venía desde tiempos de la Colonia; pero, para tratar de rescatar la predominancia del bolívar, me explicaba que la Locha se llamaba así porque como valía un octavo de bolívar y, como anteriormente a un octavo le decían ochavo todavía el diccionario de la RAE incluye esa palabra , a la moneda la llamaban “la ochava” y como al decirlo sonaba “lochava” , para abreviar ese nombre pasaron a llamarla simplemente Locha. 

Como dije antes, 

la Locha también se le llamaba cuartillo pero solamente cuando se juntaba con un real, por ejemplo, era muy común oír decir 

“real y cuartillo” , es decir 62 ½ céntimos de bolivar. Incidentalmente, recuerdo que en un programa, donde participé como parte del equipo del Colegio, una de las preguntas que pesó para que le ganáramos a nuestros contrincantes fue 

“¿Cuántos céntimos son real y medio y cuartillo?, a lo que respondimos de inmediato: “87 ½ céntimos”

A pesar de su valor tan pequeño,  la Locha  , tenía mucha aplicación y de allí han derivado expresiones que aún se usan. He aquí algunos ejemplos: 

“Pan de a Locha”,  ya que durante mucho tiempo así se le decía a una pieza de pan, de tamaño equivalente a media canilla, también llamado “pan francés”. 

“Me cayó la locha”, expresión que hoy se usa para decir me cayó o llegó el sueldo. 

Para entender su uso original hay que saber que en las fuentes de soda o bares habían unos aparatos llamados Rockolas que tenían un discos de vinil de 45 ½ revoluciones, con las canciones de moda (una por cada lado del disco). Para oír la que uno quería había que meter una Locha y, como aveces no caía bien por la ranura, cuando lo hacía y empezaba a tocar la canción seleccionada se solía exclamar  ¡Me cayó la Locha!

Otro dato curioso era 

“La pregunta de las 64 mil Lochas”  

A principios de la década de los años 1960 hubo un programa de preguntas donde a cada concursante se le formulaban hasta 5 preguntas, la primera de las cuales premiaba con 

4 mil lochas (500 bolívares) si decías la respuesta correcta y las preguntas sucesivas con 8 mil, 16 mil, 32 mil, hasta la pregunta final, muchísimo más difícil que premiaba con 8 mil bolívares, es decir 64 mil Lochas . Hoy se usa esta expresión para calificar una pregunta con respuesta muy difícil de obtener. 

“En la lucha por la 

Locha, para comprar la leche” 

 Así se decía en la década de los 1970, al anuncio por parte de los productores informando que el litro de leche pasaría de costar real y medio a costar real y medio y cuartillo. 

En aquellos tiempos los precios eran tan bajos y la locha tan útil

Muy interesante el tema y me agradó esa lectura, por eso la comparto con ustedes porque es parte de nuestra historia y sería bueno que nuestras generaciones que crecen en otro país la conozcan.


Fuente:  Econ. Arlán A. Narváez-Vaz R. 

Profesor de la UCV y ex alumno del Colegio San Ignacio.