El primer hijo te cambia la vida por completo.
Ya nada será como antes. Por primera vez en tú vida sentirás que jamás
estarás sola, pues ahora tienes un compañero de vida al que debes
alimentar, educar y amar.
Cuando des a luz te perseguirá un sentimiento ambiguo.
Serás tan feliz de tenerlo en tus brazos pero no te gustará compartirlo
con los demás. No te culpes ni intentes escapar de él! Es normal ya que
durante 9 meses tú bebe fue todo para ti.
Tú cuerpo ya no será el mismo.
Tal vez tus caderas y abdomen se agranden o tal vez no, pero lo que
indudablemente se agrandará será tú corazón, cómo soportar sino tanto amor?
No te dormirás, bañarás, comerás, limpiarás cuando tú quieras sino
cuando él te lo permita. Pero no te importará porque aprenderás a esperar.
Él primer hijo desafía nuestros esquemas. O cultivará tú paciencia o
hará que la pierdas con mas rapidez. Será a quien mas beses y mimes pero
también a quién mas grites y regañes.
Todo él mundo te dirá como alimentarlo, como vestirlo y una larga lista
más pero seguramente prefieras confiar en tu instinto maternal. Y créeme
que harás bien.
Él primer hijo resta en intimidad de la pareja pero suma en felicidad.
Tú casa ya no estará ordenada pero estará llena de vida. Aprenderás él
difícil arte de dormir en la orilla de la cama y aún así descansar bien.
Al primer hijo le harás books de fotos a cada rato y llenarás tú casa de
ellas.
Tener un hijo te hará ver la vida con otros ojos.
Estarás preocupada en hacer del mundo un mejor lugar donde él pueda
jugar. Y te volverá una mejor persona, puesto que querrás ser su mejor
ejemplo.
Es probable que al interactuar con tu primer hijo en la vía pública la
gente se te quede mirando como le hablas y lo cargoseas, como si
estuvieses loca. No los culpes no te entenderán hasta que no sean
padres. Y tal vez algo de razón tengan, es que él amor por un hijo si
que enloquece!
Él primer y único hijo suele ser caprichoso y egocéntrico por lo que si
no piensas darle un hermanito deberás buscar otra forma de que aprenda a
compartir y a relacionarse con sus pares.
Si tu hijo toma la teta, cuando la deje vivirás algo así como un duelo,
es que has perdido aquel momento de mayor conexión entre ambos.
Suspiraras decenas de veces al día frente a cada cosa nueva que aprenda
y lograr que abandone él pañal o el chupete será, para ti, como ganar un
premio de nivel internacional.
A medida que tu hijo crezca y aprenda a hacer cosas por si sólo sentirás
que ya no te necesita. Sin embargo antes de dormir, cuando algo lo
asuste o después de darse un golpe, a tus brazos será a los que primero
correrá.
En los primeros meses de tu hijo visitarás mas seguido al pediatra que a
tus propios familiares, es que cualquier cosa,por mas pequeña que sea,
te alarmara.
Después de ser madre probablemente no vayas al cine por largo tiempo y
cuando lo hagas ya no será para ver películas románticas o de terror,
sino infantiles.
Dejarás de ir a cenar a lugares tranquilos y buscarás aquellos lugares
de comidas rápidas con pelotero.
Cuando necesites levantar tú ánimo ya no irás de shopping a comprarte
cosas para ti sino para él.
Tu primer hijo traerá con él un pasaje de vuelta a tu niñez. Volverás a
sentarte en él piso a jugar, a leer cuentos, a mirar dibujitos, a armar
bloques y cantar aquellas canciones que te enseñaron en él jardín.
Luego de un año de haber sido madre habrás aprendido mas cosas que en
toda tu vida prematernal; pero habrá algo que nunca aprenderás: a
despegarte de él.
Pasarás noches en vela, dormirás cuando todos están despiertos y estarás
despierta cuando todos estén durmiendo. Sentirás que perteneces a otro
mundo pero te gustará porque sabes que en él está tu hijo.
Estarás cansada, perdida, desanimada o desarreglada pero bastará con
sólo mirarlo para entender que nunca antes fuiste tan feliz.
Él primer hijo te hará conocer un sentimiento que hasta él momento no
conocías.
Es algo tan fascinante que yo llamo: él amor mas grande.
Por todo esto y mucho mas cuando digo que "nos cambian la vida", no
estoy diciendo una frase que suena bonito, sino, una gran y maravillosa
verdad.
Texto de Carla Sabellotti
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