domingo, 30 de abril de 2017

Reflexión: El hijo de la lavaropa

Un joven fue a solicitar un puesto gerencial en una empresa grande. Pasó la
entrevista inicial y ahora iba a conocer al director para la entrevista
final. El director vio en su curriculum vitae sus logros académicos y eran
excelentes. Y le preguntó:
- " ¿Recibió alguna beca en la escuela?"
el joven respondió:
- "No".
- "¿Fue tu padre quien pagó tu colegiatura? "
- "Mi padre murió cuando yo tenía un año de edad, fue mi madre la que pagó.
"-respondió.
- "¿Dónde trabaja tu madre?"
- "Mi madre trabajaba lavando ropa." El director pidió al joven que le
mostrara sus manos . El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
- "¿Alguna vez has ayudado a tu madre a lavar la ropa? "
- "Nunca, mi madre siempre quiso que estudiara y leyera más libros. Además,
mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo."
El director dijo:
- "Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu
madre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando
regresó a su casa le pidió a su madre que le permitiera lavar sus manos. Su
madre se sintió extraña, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró
sus manos a su hijo. El joven lavó las manos de su madre poco a poco. Rodó
una lágrima al hacerlo. Era la primera vez que se daba cuenta de que las
manos de su madre estaban tan arrugadas y tenían tantos moretones. Algunos
hematomas eran tan dolorosos que su madre se estremeció cuando él la tocó.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban
este par de manos que lavaban la ropa todos los días para poder pagar su
colegiatura. Los moretones en las manos de la madre eran el precio que tuvo
que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro.
Después de limpiar las manos de su madre, el joven se puso a lavar en
silencio toda la ropa que faltaba. Esa noche, madre e hijo hablaron durante
un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director
se dio cuenta de los ojos hinchados, producto de las lágrimas, del joven
cuando le preguntó:
- "¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?"
El joven respondió:
- "lavé las manos de mi madre y también terminé de lavar toda la ropa que
quedaba. Ahora sé lo que es apreciar y reconocer. Sin mi madre, yo no
sería quien soy hoy. Al ayudar a mi madre ahora me doy cuenta de lo difícil
y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la
importancia y el valor de ayudar a la familia."
El director dijo:
- "Esto es lo que yo busco en un gerente. Quiero contratar a una persona
que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los
sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga
el dinero como su única meta en la vida. ¡Estás contratado!."
Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado todo lo que él
quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí
mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres. Si somos este
tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos
destruyendo a nuestros hijos?
Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de piano, ver en
una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás cortando el césped, por
favor que también lo experimente. Después de comer que lave sus platos
junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para
contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta.
No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo
tendrá canas, igual que la madre de ese joven.
Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la
experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los
demás para hacer las cosas.
(Anónimo)

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