domingo, 30 de abril de 2017

Reflexion. La historia de Herbert en el partido de beisbol

En una fiesta organizada en una escuela de niños con capacidades
especiales, el padre de un estudiante
pronunció un emotivo discurso que nunca será olvidado por las personas
que lo escucharon.

Después de felicitar a la escuela y a todos los que trabajan en ella,
este padre hizo el siguiente razonamiento: -"Cuando no hay agentes
externos que interfieran con la naturaleza, el orden natural de las
cosas alcanza la perfección".

-Pero mi hijo, Herbert, no puede aprender como otros niños lo hacen.

-No puede entender las cosas como otros niños. ¿Dónde está el orden
natural de las cosas en mi hijo?

La audiencia quedó impactada por la pregunta.

El padre del niño continuó diciendo: 'Yo creo que cuando un niño como
Herbert, física y mentalmente discapacitado, viene al mundo, una
oportunidad de ver la naturaleza humana se presenta, y se manifiesta en
la forma en la que otras personas tratan a ese niño'.

Entonces contó que un día caminaba con su hijo Herbert cerca de un
parque donde algunos niños jugaban baseball. Herbert le preguntó a su padre:
-'¿Papá, tu crees que me dejen jugar?'

Su padre sabía que a la mayoría de los niños no les gustaría que alguien
como Herbert jugara en su equipo, pero el padre también entendió que si
le permitían jugar a su hijo, le darían un sentido de pertenencia muy
necesario y la confianza de ser aceptado por otros a pesar de sus
habilidades especiales.

El padre de Herbert se acercó a uno de los niños que estaban jugando y
le preguntó (sin esperar mucho) si Herbert podría jugar.

El niño miró alrededor por alguien que lo aconsejara y le dijo: Estamos
perdiendo por seis carreras y el juego esta en la octava entrada.
Supongo que puede unirse a nuestro equipo y trataremos de ponerlo al
bate en la novena entrada'.

Herbert se desplazó con dificultad hasta la banca y con una amplia
sonrisa, se puso la camiseta del equipo mientras su padre lo contemplaba
con lágrimas en los ojos por la emoción.

Mientras Herbert se sentaba entre el grupo de los que esperaban su
posibilidad de jugar, su padre lo contemplaba. Los otros chicos notaron
algo muy evidente: la felicidad del padre cuando su hijo era aceptado.

Al final de la octava entrada, el equipo de Herbert logró anotar algunas
carreras pero aún estaban detrás en el marcador por tres.

Al inicio de la novena entrada, Herbert se puso un guante y jugó en el
jardín derecho.

Aunque ninguna pelota llegó a Herbert, estaba obviamente extasiado solo
por estar en el juego y en el campo, sonriendo de oreja a oreja mientras
su padre lo animaba desde las graderías.

Al final de la novena entrada, el equipo de Herbert anotó de nuevo.
Ahora con dos 'outs' y las bases llenas la carrera para obtener el
triunfo era una posibilidad y Herbert era el siguiente en batear.

Con esta oportunidad, ¿dejarían a Herbert batear y renunciar a la
posibilidad de ganar el juego? Sorprendentemente, Herbert estaba al bate.

Todos sabían que un solo 'hit' era imposible por que Herbert no sabía ni
como agarrar el bate correctamente, mucho menos pegarle a la bola.

Sin embargo, mientras Herbert se paraba sobre la base, el 'pitcher',
reconoció que el otro equipo estaba dispuesto a perder para brindarle a
Herbert un gran momento en su vida, se movió unos pasos al frente y tiró
la bola muy suavemente para que Herbert pudiera al menos hacer contacto
con ella.

El primer tiro llegó y Herbert abanicó torpemente y falló.

El 'pitcher' de nuevo se adelantó unos pasos para tirar la bola
suavemente hacia el bateador.

Esta vez Herbert abanicó y golpeó la bola tan suavemente que ésta cayó
justo enfrente del 'pitcher'.

El juego podría haber terminado. El 'pitcher' podria haber recogido la
bola y haberla tirado a primera base.

Herbert hubiera quedado fuera y habría sido el final del juego. Pero, el
'pitcher' tiró la bola muy alto sobre la cabeza del niño en primera
base, fuera del alcance del resto de sus compañeros de equipo.

Todos los espectadores en las graderías y los jugadores de ambos equipos
empezaron a gritar 'Herbert corre a primera base, corre a primera' nunca
en su vida Herbert había corrido esa distancia, pero logró llegar a
primera base. Corrió justo sobre la línea, con los ojos muy abiertos y
sobresaltado.

Todos gritaban, '¡Corre a segunda, corre a segunda!'. Herbert,
recobrando el aliento, corrió con dificultad hacia la segunda base.

Para el momento en que Herbert llegó a segunda base el niño del jardín
derecho tenia la bola. Era el niño más
pequeño en el equipo y sabia que tenia la oportunidad de ser el héroe
del día. Sólo tendría que tirar la bola a segunda base, pero había
entendido las intenciones del 'pitcher' y la tiró demasiado alto, por
encima de la cabeza del niño en tercera base.

Herbert corrió a tercera base mientras que los corredores delante de el
hicieron un circulo alrededor del 'home'.

Cuando Herbert llegó a tercera, los niños de ambos equipos, y los
espectadores, todos, estaban de pie gritando '¡corre a 'home'! corre'.

Herbert corrió al 'home', se paró en la base con sus brazos en alto,
rebosando felicidad, giró la cabeza mirando a su padre... mientras (cosa
extraña) los jugadores de ambos equipos lo vitoreaban y abrazaban como
el héroe que bateó el 'grand slam' y ganó el juego para su equipo. 'Ese
día', dijo el padre con lágrimas bajando por su rostro, 'los niños de
ambos equipos se confabularon dándole a este mundo una muestra de
verdadero amor y humanismo'.

Herbert no sobrevivió otro verano. Murió ese invierno, sin olvidar nunca
haber sido el héroe y haber hecho a su padre muy feliz, haber llegado a
casa y ver a su madre llorando de felicidad y ¡abrazando a su héroe del día!

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