viernes, 20 de abril de 2018

Reflexion: Charles Plumb

Charles Plumb, era piloto de un bombardero en la  guerra de Vietnam.
Después de muchas misiones de combate, su  avión fue derribado por un misil.
El Capitán Plumb se lanzó en paracaídas, fue capturado y pasó seis años
en  una prisión norvietnamita.
A su regreso a Estados Unidos,  daba conferencias relatando su odisea, y
lo que aprendió en la  prisión.

Un día estaba en un restaurante y un hombre lo  saludó:
  --"Hola, usted es Charles Plumb, era piloto en Vietnam y lo 
derribaron, verdad?"
 
--"Y usted, ¿cómo sabe eso?", le preguntó Plumb.

"Porque yo empacaba su paracaídas. Parece que le funcionó bien, ¿verdad?"

Plumb casi se ahogó de sorpresa y con mucha  gratitud le respondio:
 --"Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí."

Estando sólo, Plumb no pudo dormir esa noche, meditando:
   "¿Cuántas veces vi en el portaviones a ese hombre  y nunca le dije
buenos días, yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero?"

Pensó también en las horas que ese marinero pasó en las entrañas del
barco enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus
manos la vida de alguien que no conocía.

Ahora, Plumb comienza sus conferencias  preguntándole a su audiencia:
   "¿Quién empacó hoy tu paracaídas?".

Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que  nosotros
podamos salir adelante.

Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional, uno
mental y uno espiritual.

A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de
vista lo que es verdaderamente importante y las personas que nos salvan
en el momento oportuno sin que se los pidamos.

Dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien, o aunque
sea, de decir algo amable sólo porque sí.

Hoy, esta semana, este año, cada día, trata de darte cuenta quién empaca
tu paracaídas, y agradécelo.

Aunque no tengas nada importante que decir, envíale este mensaje a quien
o a quienes alguna vez lo hicieron.

Y también mándaselo a quienes todavía no lo han hecho.

Las personas a tu alrededor notarán ese gesto, y te lo devolverán
empacando tu paracaídas con ese mismo afecto.

Todos necesitamos de todos, por eso demuéstrales tu agradecimiento.

A veces las cosas más importantes de la vida sólo requieren de acciones
sencillas.
Sólo una llamada, una sonrisa, un gracias...

Has sido muy generoso conmigo, por eso te digo:

GRACIAS POR EMPACAR MI PARACAÍDAS!

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