viernes, 13 de julio de 2018

CARTA DE UNA ZORRA

CARTA DE UNA ZORRA (No tiene desperdicio)
Como algunos de vosotros sabréis a estas alturas, el que fue juez de la
Audiencia Nacional Juan del Olmo ha dictado una sentencia en la que
afirma: Que llamar "zorra" a una mujer no es delito, ni falta, ni nada,
porque quien usa ese adjetivo en realidad lo que quiere decir es que
dicha mujer es astuta y sagaz. En base a ello, he aquí el escrito que le
ha remitido una ciudadana……
"Estimado juez Del Olmo: Espero que al recibo de la presente esté usted
bien de salud y con las neuronas en perfecto estado de alerta como es
habitual en Su Señoría.
El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle amparo
judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía abuela
Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle los hechos:
Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora nos hemos cruzado en el
garaje con un sujeto bastante cafre que goza de una merecida
impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por la última
sentencia de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad de la
palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la riqueza
semántica de nuestra querida lengua española, mi querida tía abuela,
mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial "que te den,
cabron".
Se ha puesto como una energúmeno, oiga. De poco me ha servido explicarle
que la buena de mi tía abuela lo decía en el sentido de alabar sus
grandes dotes como trepador de riscos, y que en estas épocas de recortes
a espuertas, desear a alguien que le den algo es la expresión de un
deseo de buena voluntad.

El sujeto, entre espumarajos, nos ha soltado unos cuantos vocablos, que
no sé si eran insultos o piropos porque no ha especificado a cuál de sus
múltiples acepciones se refería, y ha enfilado hacia la comisaría más
cercana haciendo oídos sordos a mis razonamientos, que no son otros que
los suyos de usted, y a los de mi tía abuela, que le despedía señalando
hacia arriba con el dedo corazón de su mano derecha con la evidente
intención de saber hacia dónde soplaba el viento.
Como tengo la esperanza de que la denuncia que sin duda está intentando
colocar esa hiena -en el sentido de que es un hombre de sonrisa fácil-
llegue en algún momento a sus manos, le ruego, por favor, que intente
mediar en este asunto explicándole al asno -expresado con la intención
de destacar que es hombre tozudo, a la par que trabajador- de mi vecino
lo de que las palabras no siempre significan lo que significan, y le
muestre de primera mano esa magnífica sentencia suya en la que determina
que llamar zorra a una mujer es asumible siempre y cuando se diga en su
acepción de mujer astuta.
Sé que es usted un porcino -dicho con el ánimo de remarcar que todo en
su señoría son recursos aprovechables- y que como tal, pondrá todo lo
que esté de su mano para que mi vecino y otros carroñeros como él -dicho
en el sentido de que son personas que se comen los filetes una vez
muerta la vaca - entren por el aro y comprendan que basta un poco de
buena voluntad, como la de mi tía abuela Felicitas, para transformar las
agrias discusiones a gritos en educados intercambios de descripciones,
tal y como determina usted en su sentencia, convirtiendo así el mundo en
un lugar mucho más agradable.
Sin más, y agradeciéndole de antemano su atención, se despide
atentamente, una víbora (evidentemente, en el sentido de ponerme a sus
pies), enviándole mis más respetuosos saludos a las zorras de su esposa
y madre.

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