jueves, 7 de octubre de 2021

¿QUÉ GANAS AYUDANDO A LOS DEMÁS?

En cierta ocasión le preguntaron a una mujer:
_ ¿Qué ganas ayudando a los demás, si las personas siempre pagan mal?
Ella respondió:
_ Generalmente ′′ no gano nada ", sino ′′ pierdo cosas."
Pierdo el estrés, porque soy feliz al ver sonreír a las personas.
Pierdo la arrogancia, porque ser egoísta destruye el alma.
Pierdo la codicia, así gano el amor por mi misma.
Pierdo la envidia, porque comparto con alguien menos afortunado.
Pierdo mi ira, porque mi corazón se llena de emociones.
Pierdo la impaciencia, la desesperación y el desánimo.
Muchas de las veces ayudamos, ayudamos no para ganar algo, sino para perder cosas que no nos permiten crecer como personas.
Ayudar te elimina el estrés, ayudar te hace sentirte útil.
Hacer un trabajo desinteresado por otros aumenta la autoestima y confianza en ti mismo, porque tienes la capacidad de hacer algo bueno por una persona.
Ayudando recibes más, las personas que dan más, reciben más: por simple ley del "Karma", lo que envías al universo, él te lo retribuye multiplicado. Y DIOS te bendicira siempre por que uno de sus Mandamientos dice:"Ama tu Prójimo como A Ti Mismo" 
Al conocer y ayudar a distintas personas en situaciones menos favorecidas, notarás como tienes más energía y optimismo en tu vida.
Ayudar a quien más necesita es el canal que nos conecta directamente con la vida.  EL  AMOR ES LA CLAVE!! 🤗
Feliz día!!

martes, 5 de octubre de 2021

La oración: La Silla

_ES PRECIOSO. Léelo despacio_
*LA SILLA*

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo.

Cuando el sacerdote llegó a la habitación encontró a este pobre hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas.

Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo.  ...¿supongo que me estaba esperando?, le dijo.

No, ¿quién es usted?, dijo el hombre enfermo.

-Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando entré y noté la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo.

-Ah sí, la silla.

Le importaría cerrar la puerta?- dijo el hombre enfermo. El sacerdote sorprendido cerró la puerta. El hombre enfermo le dijo: 

Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar.

Cuando he estado en la iglesia, he escuchado siempre al respecto de la oración, cómo se debe orar y los beneficios que trae...
...pero siempre esto de las oraciones... no sé...! Me entra por un oído y me sale por el otro. De todos modos no tengo idea de cómo hacerlo. Entonces, hace mucho tiempo abandoné por completo la oración.

Esto ha sido así en mí hasta hace cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo:

-José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con JESÚS, así es cómo te sugiero que lo hagas:

-Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente de ti, luego con fe miras a JESÚS sentado delante de ti.

-No es algo alocado el hacerlo, pues él nos dijo:

"YO ESTARÉ SIEMPRE CON VOSOTROS"

-Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora.
-Es así que lo hice una vez y me gustó; lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces.

-Siempre tengo mucho cuidado de que no me vaya a ver mi hija... pues me internaría en el manicomio.

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era algo muy bueno lo que venía haciendo y que no dejara de hacerlo nunca.

Luego hizo una oración con él. Le extendió una bendición y se fue a su parroquia.

Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó:

-¿Falleció en paz?

-Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde, me llamó y fui a verlo a su cama.

-Me dijo que me quería mucho y me dio un beso.

-Cuando regresé de hacer mis compras una hora después ya lo encontré muerto.

-Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes se morir se acercó a la silla que estaba al lado de la cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré.

¿Qué cree usted que pueda significar esto?

El sacerdote, profundamente estremecido, se secó las lágrimas de emoción y le respondió:

-"Ojalá que todos nos pudiésemos morir de esa manera."

lunes, 4 de octubre de 2021

LA EDAD ACTIVA INTIMA DEL HOMBRE EN COMPARACIÓN CON LOS AVIONES

Hombre hasta 20 años:
Avión de papel
Solo vuelos rápidos, de corto alcance y de largo recorrido. En general,
despega con la ayuda de la mano del propietario.

De 20 a 30 años:
Avión de combate militar Siempre listo, 24 horas al día, 7 días a la
semana. Ataca cualquier objetivo. Capaz de realizar múltiples misiones,
incluso cuando están separadas por intervalos cortos.

De 30 a 40 años:
Aviones comerciales regionales Mantiene horarios regulares. Destinos
conocidos y rutinarios. Los vuelos no siempre salen a tiempo, lo que
requiere cambios y adaptaciones que irritan a los clientes.

De 40 a 50 años:
Aviones comerciales para vuelos internacionales
Opera en horas de lujo. Destinos de alto nivel. Vuelos largos, con raras
sacudidas. La clientela llega con mucha expectación; al final, se va
cansada, pero satisfecha.

De 50 a 60 años:
Avión de carga
Preparación intensa y trabajo duro antes del despegue. Una vez en el
aire, maniobra lentamente y proporciona menos comodidad durante el
viaje. La clientela se compone principalmente de maletas y cosas varias.

De 60 a 70 años:
Ala delta
Requiere excelentes condiciones externas para emprender el vuelo. Cuesta
mucho trabajo despegar y luego evita maniobras bruscas para no caer
antes de la hora. Después del aterrizaje, desmonte y almacene el equipo.

De 70 a 80 años:
Planeador
Solo vuela eventualmente y con ayuda. Repertorio de maniobras
extremadamente limitado. Una vez en el suelo, necesita ayuda incluso
para volver al hangar.

Después de los 80:
Maqueta de avión
Solo sirve de adorno.