viernes, 28 de enero de 2011

Chiste: Pueblo infernal

Hace unos años, en un pequeño pueblo la población enloqueció y se
dedicó a la sodomia, la perversión, el sexo en sus múltiples
variantes, además de a las drogas y todo tipo de vicios y placeres no
cristianos. Obviamente esto alarmó al párroco, quién se decidió a
solicitar ayuda a las más altas instancias eclesiásticas: llamó al
Nuncio del Vaticano. Y este se presentó en el pueblo:
-Nuncio, este pueblo va directo al infierno.
-Esto lo arreglo yo, por la Gracia de Dios.
Y el Nuncio salió a la calle proclamando a gritos:
-¡¡PERVERTIDOS!! ¡¡CONVIERTANSE AHORA QUE ESTAN A TIEMPO!!
Y todo el mundo comenzó a perseguirle, lanzándole piedras,
escupitajos, golpeándole con palas, hazadas... Y el nuncio comenzó a
correr, huyendo. Y no tuvo otra idea que doblar en una calle para
despistar a la masa enfurecida, encontrándose, cual sería su sorpresa,
en un callejón sin salida. El nuncio se arrodilló frente a la masa,
rezando y preparando su alma, cuando observó sorprendido que nadie lo
agredía ya. No sabía a que se debía este cambio de comportamiento. Se
dio vuelta y pudo leer en la pared que cerraba el callejón:
"PROHIBIDO PEGAR ANUNCIOS"

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